Su concierto número 5 para piano y orquesta (por muchos considerado una "sinfonía con piano") se llama "Emperor" en alusión a Napoleón. Aunque no fué este el que Beethoven quiso dedicar a Bonaparte sino que fue su Sinfonía Heroica, pero Beethoven retiró tal dedicatoria cuando supo que Napoleón se había hecho proclamar a sí mismo Emperador.
Ambas son dos de las obras más imprescindibles que cabe escuchar de la música de Beethoven, junto a la Quinta por supuesto, y al famoso coral de la Novena.
El concierto Emperor fué el último de sus conciertos y compuesto hacia el final de su vida, cuando ya estaba completamente sordo. La música estaba en su cabeza. Muchos músicos y compositores se preguntan cómo es esto posible, y es por ello que haya sido Beethoven el único en ser consideraro un genio. Había aprendido con los maestros clásicos y poco a poco se distanció de aquél estilo puro y bello, para escribir obras con un carácter más sobresaltado, que se distinguía de lo que hasta ese momento había significado la música. Mozart no expresaba sus desgracias, preocupacions o miserias en sus conciertos, bien al contrario, su música es clásica y transmitía (aunque expresivamente, y de una forma muy bella) una armonía en estado puro, con resoluciones perfectas y cadencias justas en sus frases, una música perfecta y de una poética claridad en su forma y carácter, siempre alegre, o bien melancólico sin extremismos (con excepción de su inacabado Réquiem). En cambio con Beethoven, sobre todo a partir de su sordera, los contrastes y las disonancias de acordes de séptinas y de sextas aumentadas discernían de la armonía clásica, la amplitud de la percusión en las obras orquestales o los fuertes contrastes de fortes y pianos estaba eludiendo todo cuanto el clasicismo pretendía, Beethoven expresaba toda su ira o su tristeza en aquellas obras. Se dice de su quinta sinfonía que significa una lucha contra su enfermedad (la obra comienza en tonalidad menor, triste) para terminar venciéndola (en tonalidad mayor, fuerte, alegre y desahogada). Consiguió transmitir temas propios de la naturaleza, los paisajes, por ejemplo en su Sinfonía Pastoral, con la representación musical más perfecta que se ha compuesto jamás para una tormenta ("Tempesta"). Poemas. Letras que llegaban a los corazones (la del coral de la Novena Sinfonía)... Beethoven había sido el último clásico y creado un movimiento y un estilo que iba a durar casi eternamente, el Romanticismo.
Esta mañana oigo todavía esas notitas recorriendo a su paso el teclado, lentamente, un adagio (un poco mosso) de su quinto Piano Concerto, en figuras de corcheas.
foto: Dibujo de Ludwig van Beethoven en 1809, por Schnorr von Carolsfeld.
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