Quizás Gustav Holst (compositor inglés, 1874-1934) estuvo anticipando la controversia que concerniría a Plutón cuando escribió su suite de siete movimientos titulada “Los Planetas”.
Plutón fue descubierto en 1930, pero Holst nunca actualizó su composición, dejando la suite con sus siete movimientos originales (entre los cuales también descartó a la Tierra de ser representada en la obra musical). Tal vez Holst deseaba mantener el balance de siete, un número tradicionalmente asociado con la perfección. Pero debido al reciente cuestionamiento del status de Plutón como planeta en el mundo científico, Holst probablemente haya tenido un poco de previsión al respecto, después de todo.
Cada uno de los movimientos representa un planeta específico, o más propiamente dicho, cada movimiento encarna las características de la deidad romana según la cual son nombrados los planetas, comenzando con Marte (la guerra) y culminando con Neptuno (el misticismo). Esta obra fue escrita originalmente para piano y órgano, pero una orquesta completa le hace mucha más justicia a la naturaleza dramática de la composición. La versión orquestal de Holst es la que suele oírse hoy en día por la mayoría del público. Os aconsejaría escuchar Marte, es increíble, seguramente os sonará porque la han utilizado de fondo en más de una obra del séptimo arte. Su afición por la profunda filosofía oriental le sirvió de inspiración para muchas de sus obras. La de “Los planetas” en cuestión constituye una de las mejores obras para orquesta jamás escritas. No fue su trabajo preferido de los que había creado y sin embargo es su trabajo más conocido.
El nombre de los planetas del Sistema Solar procede de la mitología griega:
Mercurio: mensajero de los dioses.
Venus: diosa del amor y la belleza.
La Tierra: madre de todos los dioses.
Marte: dios de la guerra
Júpiter: dios supremo y creador del Universo.
Saturno: dios titán, padre de Júpiter.
Urano: dios del cielo.
Neptuno: dios del mar.
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