lunes, 1 de septiembre de 2008
En la estación de Vasai
Pues bien. Éramos en ese momento el único grupo de turistas en la cola de las taquillas. No era raro que todo el mundo nos mirase. De hecho, mi amiga me adviritó "qué vista de espectación que tenemos detrás" y, al darme la vuelta, ví a todo un cúmulo de caras que nos miraban descaradamente, sonrientes, eso sí, en círculo, y eran muchas! todo eran hombres, con los ojos muy grandes y abiertos como órbitas, supongo que preguntándose Qué harán aquí. Nos giramos y continuamos con lo nuestro, como si nada. Allí en India todo el mundo mira a un occidental, y mira fíjamente, pero siempre de manera amable, y por simple curiosidad.
De repente entraron dos niñas. No llevaban el uniforme impecable (algo que no es absolutamente distintivo de riqueza, ya que hasta los más pobres suelen llevar el uniforme impecable, como signo de disciplina, de que va a la escuela), y caí en la cuenta de que claro, era domingo. Empezaron a decirnos cosas en hindi que no entendíamos, pero por los gestos de la mirada y de las manos, nos estaban pidiendo. Primero decían Sweets, luego Ruppies. Estuvieron mucho rato insistiendo, pero ya nos habían advertido que a los niños, lo mejor era no darles nunca nada de dinero*.
Miraba alrededor y todo el mundo continuaba en la posición de la cola. Al lado derecho teníamos la cola de la otra taquilla. Un señor mayor con un turbante en la cabeza nos miraba fijamente y luego se quedó mirando a las niñas. Enfrente de mí había un joven que llevaba camisa, unas patillas muy largas y las gafas de sol, aunque sol no hacía. Llevaba el pelo muy peinado hacia atrás y estaba excesivamente delgado. De vez en cuando se daba la vuelta y echaba una mirada de indignación a las niñas, pero ignorándolas. Una de las niñas se cansó y desapareció, pero la otra niña continuaba pidiéndonos. De repente se tiró al suelo, pegandose contra la cabeza en él, levantando la mirada y rogando que le diéramos dinero. Fue angustioso. Se levantaba y se volvía a arrrodillar delante de mí. Entonces, el señor del turbante empezó a gritarle algo en hindi que no entendíamos. No sé qué le diría, pero la estaba riñiendo. La niña no le hacía ni caso. Le miró seria, y después volvía a mirarme a mí, rogando. El hombre estuvo riñiéndola durante un rato, gritando que se apartara, supongo, y cuando la niña vió que no le íbamos a dar nada, se cansó y se fué.
*Ver a los niños mendigar es desgraciadamente una de las escenas típicas que uno se va a encontrar cuando se viaja a India. En la ONG ya nos habían advertido de no darle nunca limosna a un niño. Mientras se le ponga una moneda en la mano de un niño, nunca dejará de mendigar. Algunos padres verán un beneficio con sus hijos o lo que es peor, las mafias que se aprovechan de ellos. Además, al día siguiente volverán a pedir, ya que consiguen dinero: Si le das limosna a un niño en India, el negocio nunca se terminará.
Una vez en el andén, lo de subirse al tren fue toda una odisea: había que subirse inmediatamente y sin mirar. Había que empujar y estrujarse hasta lograr un sitio donde colocarse. La gente que sube al tren no se espera a que nadie baje, y la gente que baja de él tampoco mira a los que suben, así que todo se convierte en un flujo de personas increíble y que dura unos segundos, ya que el tren no espera. Con la gente desbordada y sobresaliente de sus puertas, ventanas e incluso del techo, sigue su marcha hasta una nueva estación. Si váis a la índia no os podéis perder la experiencia de coger un tren suburbano para ver ésto, aunque si eres mujer y blanca quedas advertida: Entra en el vagón exclusivo para mujeres.
viernes, 29 de agosto de 2008
"Mahatma"
Mahatma Gandhi
No fué solamente un político nacionalista. Mohandes Gandhi, una de las grandes personas del siglo XX en el mundo, se considera el padre de la nación y el Mahatma, "alma grande", para los ciudadanos de la India actual, y fue además un filósofo y pensador. Luchó pacíficamente contra la represión británica en India hasta lograr su independencia, un 15 de agosto hace 61 años. Colaboró a favor de los indios marginados que vivían en sudáfrica (cuando él trabajaba allí)mediante la resistencia pasiva y la desobediencia civil, y al regresar a India animó a sus ciudadanos a creer en una India unida, predicando siempre la no violencia.
El incidente que inició su activismo político ocurrió cuando le echaron forzosamente del tren en donde viajaba dirección a Pretoria, y él se negó a mudarse de la primera a la tercera clase, la cual se destinaba a la gente de color. Más tarde, viajando en una diligencia, fue golpeado por el conductor cuando se negó a ceder su asiento a un pasajero de piel blanca. En aquél viaje sufrió otras humillaciones como la de no recibir alojamiento en varios hoteles debido a su raza. Estas experiencias le pusieron mucho más en contacto con los problemas que sufrían cotidianamente la gente de color en Sudáfrica. Y en este país, después de haber sufrido el racismo, prejuicio e injusticia, comenzó a cuestionar la situación social de sus coterráneos y el suyo mismo en la sociedad.
En India vimos numerosas alusiones a su persona, estatuas, monumentos, museos, la casa en la que nació, donde vivió, donde pasó el resto de sus días. Escritos, cartas y sus gafas y bastón. Un museo tecnológico representa todas sus frases intelectuales y su memoria y además hay salas expresamente para los niños, y para los adultos un recogido de la historia de su vida en muñecos de cera, de un modo didáctico.
Unos pasos más allá de la casa donde Gandhi pasó sus últimos 144 días, la Birla House de Nueva Delhi, hay un pequeño monumento donde un fanático le disparó, y escritas sus últimas palabras "hey Ram" (Oh Diós).
La película protagonizada por Ben Kingsley (1982, Richard Artenborough) refleja detalladamente y a mi parecer muy bien, toda la historia y el pensamiento de Gandhi pasando por cada uno de los episodios que le llevaron a participar políticamente a favor de la libertad.
miércoles, 27 de agosto de 2008
Sonrisas
martes, 26 de agosto de 2008
El imperio Mongol (Mogol) en India
Aunque Akbar era musulmán, muchos de sus súbditos eran hindúes, y para mantener la paz se casó con una princesa hindú. Creía en la tolerancia religiosa y firmó un acuerdo con los hindúes, les dio puestos en el Gobierno y estimuló sus negocios en ultramar. Creó un imperio bien organizado con administradores profesionales. Gobernó durante medio siglo por gran parte del país y estableció la paz entre hindúes y musulmanes. Hizo Fatherpur Sikri su capital, cerca de Agra, y allí construyó una serie de mausoleos y palacios con mezcla de estilos hindú, persa e islámico. Al morir, la ciudad quedó abandonada por la escasez de agua y hoy se pueden visitar sus palacios como una ciudad fantasma.
Sha Jahan, durante un tiempo trasladó la capital a Agra, donde construyó el ejemplo arquitectónico más extraordinario de la arquitectura mogol que se ha construído jamás por amor, dedicado para enterrar a su preferida esposa, Mumtaz Mahal, el famoso e impugnable Taj Mahal.
lunes, 25 de agosto de 2008
Kerala
Es precisamente uno de los estados que más me ha gustado de la índia, por su belleza y su tranquilidad, Kerala. De algún modo es por eso que se le llama la India Tranquila. De ella sólo vimos Kochín y Allepey, y no todo lo que pretendíamos ver, porque nos faltó tiempo. Pero fue lo suficiente para llevarme un recuerdo imborrable, no sé si en parte quedé maravillada por las ganas que tenía de visitar esta zona, que me ha parecido de una belleza paradisíaca, tan o más sorprendente que la viví el año pasado en plena selva tailandesa, creo que Allepey y Kochín la han superado.
El trayecto hasta la costa de Fort Kochín desde que aterrizamos en Bangalore hacía cuatro días fue un largo y pesado viaje en autobús, trenes y taxis, y un camino bastante ajetreado por el que pasamos por la pequeña ciudad de Mysore, cuyo encanto se palpa de inmediato al llegar. Cuando por fin divisamos el mar, desde el coche que nos acercó a la zona de Fort Kochín, el pueblecito pesquero que había imaginado cien veces cuando leí El diós de las Pequeñas cosas, sentí una sensación de alivio y bienestar inigualable! Kochín es tan bonita o más como la han descrito ya en muchas ocasiones, de paisaje tropical, se ha creado encima de las islas que no ha podido inundar el mar con sus brazos de canales que se adentran en otras zonas más sureñas, como Allepey. No le faltan increíbles árboles gigantes y palmeras, y en la playa, los pescadores con sus redes enormes siguen la misma tradición de pesca que se instauró por los chinos en el siglo XV -con un curioso sistema de contrapeso en el que se necesitan más de cinco hombres-; sus puestecillos de maricos asados, una riquísima gastronomía que debe en parte, su influencia de Portugal, restaurantes y pequeños puestos de collares y vestidos. Habían más cabras que tuck-tucks en la zona de Fort Kochín, y algunas vacas, como es común en el resto del país. Recibimos una cálida bienvenida por parte de su gente, de una increíble hospitalidad y calma. Y sentí una paz que no había visto en ningún otro lugar de este emblemático país, en Kerala no existe la aglomeración de gente y de tráfico, existe una tranquilidad casi budista, como si estuvieramos en una isla, ajena al caos continental... Entendí porque Kerala se ha considerado históricamente como el estado más avanzado de índia, el primero en permitir a la mujer el derecho a votar, el único estado comunista con la izquierda en el poder. El turismo en Kerala es crucial económicamente y es el principal motivo para su desarrollo, pues bien, todo un placer visitarla.
La danza Kathakali
Había dos percusionistas, la música es básicamente rítmica popular, y los gestos y movimientos de las personas se adecuan a ella, y viceversa. Un cantante alternaba su voz con otros instrumentos de percusión, cantaba de vez en cuando, siempre que lo requería el argumento, y eran versos monótonos en malayalam, el idioma oficial del estado de Kerala.
En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.
to adagio sostenuto's blogsite.
A little bit of music and other skills.