martes, 26 de agosto de 2008

El imperio Mongol (Mogol) en India

Durante todo el siglo XIII los Mongoles se habían adueñado de casi todo el territorio asiático hasta el Danubio, formándose el mayor imperio del mundo (después del Británico, ¡claro!) que haya existido jamás.
En el subcontinente indio entraron por el norte y no fué hasta siglos más tarde, de la mano de Babur, descendiente del gran Gengis Kan, primer líder de este imperio, cuando empezó a expandirse.
En tiempos de Babur el mundo islámico estaba cambiando, pronto establecieron un gran imperio en el norte de la índia y el centro. Eran musulmanes, pero daban cobijo al resto de culturas indias, los mongoles concedieron libertad de culto al resto de religiones allá donde se asentaron. Como Babur y sus seguidores eran musulmanes, cuando invadieron la India el Imperio otomano les suministró rifles y soldados. Las tropas de Babur también montaban veloces caballos que superaban fácilmente a los lentos elefantes de los indios. Esto les ayudó a derrotar a un ejército indio más numeroso en una batalla en la que el sultán de Delhi fue asesinado. Después de esta victoria, Babur hizo de Delhi su capital (1526) y fue nombrado gran mogol emperador. Cuando murió en 1530, le sucedió su hijo Humayun.
Humayun se encontró con la represión de los afganos que obligaban a los mongoles a retornar a Persia, pero Humayun venció contra Sher Sha y regresó a Delhi. A Humayun le sucedió el nieto de Babur, Akbar. Cuando visitamos la tumba de Humayun veníamos de Agra así que su construcción no nos sorprendió enormemente debido a la espectacular superioridad que le brinda el Taj, construído más tarde, pero de todas formas sí es un edificio que merece la pena visitar del centro de la ciudad de Delhi.


Aunque Akbar era musulmán, muchos de sus súbditos eran hindúes, y para mantener la paz se casó con una princesa hindú. Creía en la tolerancia religiosa y firmó un acuerdo con los hindúes, les dio puestos en el Gobierno y estimuló sus negocios en ultramar. Creó un imperio bien organizado con administradores profesionales. Gobernó durante medio siglo por gran parte del país y estableció la paz entre hindúes y musulmanes. Hizo Fatherpur Sikri su capital, cerca de Agra, y allí construyó una serie de mausoleos y palacios con mezcla de estilos hindú, persa e islámico. Al morir, la ciudad quedó abandonada por la escasez de agua y hoy se pueden visitar sus palacios como una ciudad fantasma.


En uno de los patios de este palacio, las casillas de un parchís se distinguen todavía en el pavimento real. Se dice que el emperador Akbar solía jugar aquí al parchís usando a sus esclavas como fichas.
Pero Delhi será durante mucho tiempo la verdadera capital de este imperio. Se construyó el Fuerte Rojo de Delhi bajo el mandato de Sha Jahan, como palacio para la séptima ciudad musulmana, con los aposentos imperiales palacios y la mezquita de la perla en su interior. El fuerte se extiende a lo largo del río Yamuna, aunque ahora su curso se ha modificado. Su estructura ha sido cambiada y dañada a lo largo de los siglos, incluso por los británicos cuando tomaron el poder.



Sha Jahan, durante un tiempo trasladó la capital a Agra, donde construyó el ejemplo arquitectónico más extraordinario de la arquitectura mogol que se ha construído jamás por amor, dedicado para enterrar a su preferida esposa, Mumtaz Mahal, el famoso e impugnable Taj Mahal.

Tan bonito es por dentro como por fuera, y su exhuberancia se palpa soló atravesar la primera entrada, cuando se divisa desde lejos, alzado en un pabellón para exaltar aún más su belleza blanca, y de manera que sólo se puede ver el cielo tras de él. Con flores y cenefas mezcladas con escrituras coránicas pintadas a mano en toda su fachada y sus paredes, este mausoleo es una visita obligada cuando se va a India, no decepciona por mucho que uno haya leído y visto de él en fotografías. En su construcción se estudiaron todas las posibilidades. Con sus columnas ligeramente inclinadas para que en caso de terremoto nunca se desvaneciera, el Taj es uno de los monumentos más bellos del mundo. No tiene igual.


Lo mandó construir cuando murió su esposa durante el parto de su decimocuarto hijo. La enterró aquí y se dispuso a construír después su propia tumba, justo al otro lado del río, que pretendía ser una copia de éste en pequeñito y de color negro, unidos por un puente para toda la eternidad. Pero su hijo le destronó y le encerró en su propia construcción que quedó a medias, conocido como el Baby Taj, y allí murió preso, observando su gran obra desde una ventana.

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En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.

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