La película, basada en la novela de D. Lapierre, trata solamente de un periodo de tiempo, desde los cuarenta, cuando en la ONU se aprobó que los judíos expulsados de la SGM fueran a vivir a Palestina, lugar que les correspondía históricamente, la creación del estado de Israel, hasta la toma de la ciudad de Jerusalén; El problema fue que cuando los judíos llegaron y se asentaron en la Tierra Prometida, ésta no estaba vacía. Miles de Palestinos vivían allí.
Me transmitió cierto favoritismo hacia los israelíes (en parte producida por EEUU, tiene su lógica), ya que contínuamente uno se identifica con los judíos recién llegados y no con las familias árabes. No aparece reflejado la emigración de los miles de Palestinos que abandonaron y los que quedan aparecen retratados como terroristas contra el bando judío, de todas formas es una impresión personal de la película, no del libro (que por cierto, no tiene nada que ver). La historia se centra en la llegada de los judíos provenientes de los campos de concentración. En este momento de la historia fue así, y fueron discriminados los judíos, a quienes la coalición árabe intentaba cerrar las puertas de Palestina, y hecharlos al mar, textualmente.
Ahora la situación es a la inversa, Palestina ha quedado reducida a las tristes franjas de Gaza y Cisjordania y en condiciones infrahumanas, amenazadas día a día por el ejército israelí, alimentando el odio. Ahora, muchos israelíes no conocen lo que sufren los palestinos en Nablús, por ejemplo, una prisión de 180.000 reclusos sin cines ni restaurantes. Como dijo Barenboim, "no puede haber una solución militar, porque dos pueblos luchan por la misma tierra".
Algunas escenas parecen las de una superproducción americana romántica e idealista, pero en general la recomiendo por el punto de vista humano que ofrece la historia. Me quedo con una escena de la película en que se discute si vale la pena la guerra, y se afirma que ambas culturas habían sido creadas para convivir. De las doce tribus de Judea, una de ellas era la palestina. Parace olvidado que palestinos y judíos eran primos hermanos.
El film termina recordando que la palabra Jerusalén, la ciudad santa del judaísmo, del cristianismo y del islam, es la “ciudad de la paz”, (paz que no ha conseguido prácticamente desde que existe, hace dos mil años), y reza que algún día se pueda distinguir por su propio significado.
Inshalá.
Una vez más la regla queda confirmada: el libro es muchísimo pero muchísimo mejor.
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