La índia, a pesar de ser una Democracia (como se declaran la gran mayoría de estados del mundo), -en la que se supone que el gobierno representa los intereses de todo el pueblo o de la mayoría, en la que todos los hombres son iguales ante la ley-, se rige a través de un sistema de castas que divide a la sociedad desde su antigüedad (más de mil años). La casta (“varna”) determina a una persona desde el nacimiento y durará de por vida, siendo superdifícil o imposible deshacerse de tal distinción. Son cuatro las jerarquías fundamentales, aunque luego hay subdivisiones (“jati”) según el color y la religión, etc, pero resumiendo:
Los Brahamanes, que son la casta más superior, se trata de los sacerdotes, y nobles con propiedades,. Son blancos.
Los Shatriyas, tradicionalmente son los guerreros, sirven a la sociedad ostentando temporalmente el poder.
Los Vaysias son el pueblo llano, comerciantes etc.
Los Sudras son los siervos, que sirven al resto de castas de la sociedad trabajando para ellos.
Fuera de esta jerarquía y exluídos marginalmente de la sociedad índia están los Dalit (significa “oprimido”) o intocables (ellos prefieren llamarse dalits), los más pobres, sin derechos ni propiedades, que nunca podrán montar una tienda porque su condición de Dalit no se lo permite. Hacen los trabajos más sucios, como recoger basuras para llevar a reciclajes o cosas así. Esta es la peor consecuencia del sistema de castas, que no permite a los Dalits incorporarse, educarse, ELEGIR.
Se habla de una especie de Apartheid en la índia, ya que estas personas sufren el rechazo de las demás comunidades por su condición, que no es ni siquiera una casta como las demás, tratados como salvajes, sucios, "intocables", provenientes de los excrementos de Brahma. Este sistema es contrario a los derechos humanos. Es contrario a la democracia que gobierna en el propio país. Contrario a la libertad y a la dignidad del ser humano. En cifras, los dalits representan el 30% de la población, esto es, unos 300 millones de personas, 165 millones de ellas en la más absoluta pobreza. Las ONG que operan en la índia se dirigen a esta ellos, intentan luchar pacíficamente contra la discriminación sea por casta, raza, sexo o religión, el caso es que sin derechos, no tienen acceso a la educación ni a la sanidad pública. Y son demasiadas las personas que lo sufren, son demasiadas para vivir tan tranquilos y sin hacer nada.
Pero para añadir algo optimista de la realidad, recordar que hoy, el primer ministro indú es un intocable que lucha por los suyos. El gobierno hace lo que puede para menguar la discriminación y establecer la paz y la igualdad en el país. O esa es la intención según se ha dicho.
El presidente es, por primera vez en la historia de la índia, una mujer, que se proclamó por mayoría el año pasado a los 72 años...
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