lunes, 16 de noviembre de 2009

Don Giovanni

Señorita doña Elvira, éste es el catálogo que he confeccionado yo, acerca de los amores de don Giovanni mi señor. Oberve, lea conmigo. En Italia seiscientas cuarenta, en Alemania doscientas treinta y una, cien en Francia y en Turquía noventa y una. Pero en España, ay en España… ya van mil tres!”

Sevilla, siglo XVII. El impío don Juan (don Giovanni), infame mujeriego, se entromete en líos cada vez más graves y algunas de sus víctimas no se darán por vencidas. Doña Elvira le busca y le encuentra y se enfrenta ante él con todo su rencor para terminar envolviéndose en la lástima y el amor hacia el noble. Doña Anna pedirá venganza por la muerte de su padre… Masetto le amenazará con matarle por haber intentado robarle a su esposa Zerlina. Con libreto de Da Ponte y la excelente composición de Mozart, esta ópera ya se estrenó con gran éxito bajo la dirección del mismo compositor en Praga, en 1787, y dos siglos más tarde J.Losey filma una película para alejar del tradicional escenario a los intérpretes y ofrecer este drama jocoso a un público más amplio para la gran pantalla, que ayer transmitieron en la filmoteca.

Esta es una de las mejores óperas que se han escrito, y la música no puede ser de mayor calidad. De Mozart se reconoce en seguida la buenísima manera de caracterizar a los personajes a través de la música. El uso del poder discursivo de esta se subraya en cada moviento en escena. Uno de los momentos más reconocidos es el trío del final, entre don Giovanni, el fantasma del Comendador de Sevilla y las intervenciones del criado, Leporello. Los trombones acusan maravillosamente el final de don Giovanni hacia el infierno.

Su composición surgió a raíz de un encargo que Mozart recibió después del enorme éxito que había tenido en toda Viena “Las bodas de Fígaro”, y durante su trabajo había recibido la noticia de la muerte de su padre. En el último acto aparece el fantasma del comendador muerto castigando a Don Giovanni de lujurias y diversiones infames de manera exigente y extraterrenal, figura que parecía la voz de su propio padre. Tenía mucha razón Haydn cuando escribía “le digo ante Dios y con toda sinceridad que su hijo es el más grande compositor que yo conozca, personalmente o de nombre: Tiene gusto y además posee la más grande ciencia de composición”… a Leopold Mozart.

Reparto: Ruggero Raimondi, John Macurdy, Edda Moser, Kiri Te Kanawa, Kenneth Riegel, José van Dam, Teresa Berganza, Malcolm King, Eric Adjani, y Roberto Del Lago.

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En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.

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