martes, 21 de julio de 2009

El conflicto olvidado de Bosnia y Herzegovina


Todos hemos comentado alguna vez el peligro de la manipulación en los medios de comunicación. No hay que irse tan lejos para encontrar un ejemplo. Acaso no recordamos la campaña anticatalanista que se dio en España durante la negociación de los estatutos autonómicos por parte de ciertos sectores políticos de nuestro país. Recuerdo a un periodista que apareció pidiendo a los medios un poco de reflexión recordando el inminente peligro del terrorismo mediático, que había provocado graves guerras en más de una ocasión.

La guerra de Bosnia y Herzegovina es un ejemplo. Es cierto que los serbios habían sufrido ataques de Bosnia a principios del siglo XX y las diferencias existían, pero la verdadera raíz de la terrible contienda se produjo por una transmisión de las ideologías extremas ultranacionalistas serbias que se fueron propagando por los medios de comunicación, controlados por un líder que había pasado de ser socialista a ser nacionalista, Milosevic, y su partido político. A partir del control de los medios, de la mentira y de la manipulación, algunas personas en el poder no tuvieron escrúpulos al incontrolar y provocar las afirmaciones de los medios que comenzaron a identificar a los demás grupos como enemigos. Se prohibió la transmisión de emisoras “enemigas” y poco a poco se generó el odio y los sentimientos de venganza de los serbios; Ahí empezó el odio, en un nacionalismo manipulado, y no en la disolución de la antigua Yugoslavia. Los serbios recibían solamente canales de noticias nacionalistas serbios, se enseñaba el nacionalismo hasta en las escuelas. Así propagaron el odio contra las demás etnias, ya fueran croatas, musulmanes "fundamentalistas" o kosovares "violadores de mujeres serbias". La guerra comenzó en los medios de comunicación. La ventaja que tuvo es que podría demostrarse a posteriori que sí había un odio entre las etnias: una vez los serbios comenzaron la limpieza étnica y se desencadenó el terror. Como dijo Milos Vasic, imagínate que todas las televisiones americanas estuvieran en manos del ku klux klan durante cinco años: también encontrarías la guerra étnica en los estados unidos. Eso fue lo que pasó en el conflicto olvidado de Bosnia Herzegovina.

Pero la guerra se explicó a partir de la división de un país multiétnico donde el enfrentamiento entre los grupos era ya insostenible. Los intelectuales y dirigentes políticos serbios y croatas explicaban esta guerra a partir de la diferencia entre los diversos pueblos de la antigua Yugoslavia, alegando que se hacía imposible para la convivencia. Que los odios basados en recelos eran ya insoportables. Que la única solución era la de separarse. Estos argumentos estaban pensados para los telespectadores dóciles y para los occidentales ignorantes, dispuestos a creerlo así. Tal como suele pasar en todas las guerras, los motivos reales que les impulsaron fueron muy distintos a los que se explicaron, y la manipulación mediática tuvo unas horribles consecuencias.

Las cartas y testimonios que ahora disponemos son estremecedores. Poemas de niños en campos de refugiados, escritos de periodistas que han salido a la luz. Se describe el odio de serbios contra croatas o bosnios y viceversa durante la limpieza étnica, un odio a todo el que no fuera de la misma etnia, tema que recuerda a lo que sucedió en la Alemania nazi. Y la población no fue que había sufrido las consecuencias de un conflicto armado, sino que había sufrido directamente el conflicto armado sobre ellos mismos, y esa limpieza étnica se produjo mediante las más crueles torturas, humillaciones y asesinatos. Violaciones a todos los derechos humanos y destrucción. El papel de determinados sectores que produjeron una resistencia pasiva como el de las Mujeres de Negro, y que aún así recibieran insultos por parte de otros, me resulta igualmente escalofriante. Las mujeres ofrecían un grito de desesperación que no respondía a la guerra mediante la violencia, como ocurre siempre en todas las guerras del mundo. Su papel es muy importante a tener en cuenta. Son un ejemplo inquietante de la posibilidad de ofrecer una resistencia pacifista no con menos indignación ante los hechos.
Es increíble reflexionar sobre cómo esto pudo ocurrir cuando estas etnias habían podido convivir en relativa armonía durante las edades media y moderna, cuando eran ya un conjunto de etnias muy diversas, y hasta en el puzzle que caracterizó a la antigua República Federal Yugoslava antes de que se sucedieran las guerras hacia la independencia. Lo demostraban las iglesias de distintas religiones que se levantaban juntas sobre la ciudad de Sarajevo. Las ideologías racistas y el interés territorial y económico de unos poderosos sobre los otros fue lo que impulsó a su población a la masacre terrorista, antes que las diferencias religiosas o étnicas. Ante el desastre, resulta indignante el hecho de que la Organización de las Naciones Unidas nunca declarase a tiempo este conflicto del siglo XX como una guerra donde se estaba cometiendo un claro genocidio, y donde había un desigual balance de poder. El genocidio del 90% de serbios extremistas contra la población de Bosnia. Ante el resentimiento de esta ignorancia por parte de las naciones europeas, actuaron con violencia los Croatas nacionalistas, usando el mismo régimen contra el enemigo.

Las pérdidas son desoladoras y la destrucción de Bosnia fue total. Se destruyeron ciudades enteras, se humilló a miles de personas con una cifra de muertos por encima de las 200.000. Muchos de ellos fueron, antes de morir, víctimas de torturas y humillaciones que se llevaron a cabo en plena calle. Se devastaron edificios históricos de gran importancia cultural. Ninguna persona de la ciudad de Sarajevo pudo dormir el día que el humo del incendio provocado sobre el edificio de la Biblioteca Nacional se veía en un radio de treinta kilómetros. Albergaba centenares de libros históricos, como otras bibliotecas públicas. Así destruyeron también la cultura y el conocimiento del pasado: cuando quieres engañar y cegar a la población, acabas con el conocimiento. Quemas los libros. La ciudad quedó completamente devastada. Más de un millón de personas emigraron buscando refugio en otros países. Las masacres se sucedían de la noche al día... ¿Qué más era necesario para que fuera reconocida como una guerra insostenible, un genocidio humanitario, una de las crisis más sangrientas, para la ONU y otras naciones de alrededor?

¿En qué ha quedado ahora el territorio devastado? ¿Cómo es posible que la humanidad haya olvidado un suceso así? Nadie reconoce hoy en día saber lo que había pasado y en los medios sólo recordamos las injustas historias de los nazis contra los judíos, en libros y en el cine, en documentales de televisión. Quien se acuerda ya de qué pasó en la antigua provincia yugoslava de Bosnia y Herzegovina. Nadie es consciente de la situación de Sarajevo actual, rodeada de miseria. El conflicto ha sido completamente olvidado, convertido en polvo como sucedió con sus edificios, sus calles, sus miles de sus ciudadanos. En la actualidad se encuentra en una crisis social y económica de la que será muy difícil sobreponerse. La provincia de Kosovo por su parte, mantiene sus esperanzas de convertirse en independiente, pero su declaración de febrero de 2008 no ha sido reconocida por la ONU ni por el gobierno de Serbia, que la sigue considerando provincia de su país. Albania es un país que se encuentra dentro del puzzle, como una pieza en el territorio de Serbia, que ya consiguió su independencia.

El estudio de la guerra de Bosnia Herzegovina me ha dejado sin aliento. No sabía de la dimensión escalofriante de este conflicto ni de la crueldad que se llevó a cabo entre las etnias que habían configurado Yugoslavia, ni de la existencia de unos campos de concentración que no eran los de la Segunda Guerra Mundial (unos sucesos tan próximos…) de unas masacres que ocurrieron después aquella. La venganza y la ira contenida puede hacer reaccionar a la humanidad con unos actos tan espurios.

De todos los conflictos, ignorados o no, lo importante es una cosa: Saber, conocer, informarse, y participar como ciudadanos compartiendo nuestros conocimientos y experiencias con los demás, para invitar al primer mundo a la reflexión y evitar la ignorancia, para hacer peso político, ser conscientes y comprometidos con la historia y evitar así que estos desastres humanitarios vuelvan a caer en el olvido.

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En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.

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