Centrándome en los finales del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII voy a nombrar algunos de los nombres más importantes de la música. Era la misma época que los españoles contra los índios en Nuevo México, la misma que Pedro el Grande, un zar que lanzaba perros desde lo alto de su castillo para su mera diversión; Isaac Newton publicaba su “Principia Mathematica”, y se extiende la dinastía Hausburgo de España.
Culturalmente se conoce como la época del Barroco, a todos nos han enseñado sus caracterísiticas en el resto de las artes (¿por qué la música nunca estuvo incluída en el progama? Supongo que con las demás ya teníamos bastante a los dieciéis años). Los ornamentos era lo que saltaba a la vista de algunos cuadros, también en la escultura y la arquitectura; sobre el conceptismo que vino después de enterrar al pesimista de Quevedo. Los contrastes y las sombras de Rembrandt, las obras rimantes de Lope de Vega, las formas Caravaggio, los pobres mundanos retratados de Murillo y Zurbarán.
Llegaron los filósofos y le dieron el principio del fin al giro que dará la historia a partir de este momento, declarando la necesidad de educar a la población y un nuevo movimiento social terminará con la hipocresía de los ricos y la rebelión de los pobres con el auge de la Ilustración. No obstante fue la mísma época ésta la de Luís XIV, (siendo Jean-Baptiste Lully el Compositor de la Corte por cierto), que seguía imponiendo su absolutismo desde Versalles, aunque poco le quedaba de vida a este método monárquico en cuestión.
Socialmente la gente se había empezado a zafar ya desde el 1600 de los moldes exigentes impuestos por la iglesia y una mayor libertad se respiraba entre el pueblo, aunque la nobleza siguiera terca con sus castigos y leyes; Ya se apreciaba éso por las obras que la gente leía, compraba, admiraba, aprendía o difundía. Como se respiraba ya en el teatro de las calles o en libros anónimos que hacían graves críticas contra las élites…
En música no iba a ser menos. De los recitativos eclesiásticos y el canto gregoriano se pasó a crear música con nombre y apellidos, una música que por primera vez transmitía emociones y sentidos. Se desarrolló la armonía y la teoría musical, y aunque los compositores seguían al servicio de la Iglesia y de su Dios, y de los príncipes que habían de recibir de bienvenida siempre una nueva composición; buscaban e innovaban para el mayor disfrute de ellos mismos y del público, fuera rico o fuera pobre, que a lo mejor tendría la oportunidad de escucharlo en las iglesias, o en pequeñas salas de nobles. (Pero también por la gracia de Dios).
Nacía la orquesta (aún llamada de cámara), a partir de los conjuntos de cuerda renacentistas, mejorando su sonido y afinación. Era el esplendor de los instrumentos de cuerda, la viola de gamba, y el clavecín. También se añadía protagonismo a algunos instrumentos de viento (sobre todo en Bach). Las composiciones eran horizontales, contrapuntísticas, más que una melodía sobre los acompañamientos, la música es muchas melodías, cada una en su línea, con un Basso Continuo que señala el pulso y compás y los acordes fundamentales que guían a las otras notas. Las obras, como en la pintura y los libros, se cargan de ornamentos, de notitas que dan rodeos a las otras: mordentes, trinos, gruppetos. El clavecín, daba igual que no se oyera. Formaba parte de la orquesta, y era en donde generalmente se situaba el compositor para dirigir al resto.
Predecesores de los compositores que nombraré contribuyeron a crear una música significativamente superior en tanto que transmitía, emocionaba, escribiendo en géneros antes desconocidos, cantatas, oratorios, suites, y óperas Siendo Monteverdi el primero en componer una ópera tal como se conoce hoy a este género.
La suite es por excelencia el género musical que surgió durante el Barroco. Era una forma que albergaba una serie de danzas para el baile. Cada danza de una forma y movimiento distintos, alternantes en ritmo y compás.
Ya os conté que en el mes de junio del 2007 se había descubierto una partitura desconocida de Johan Sebastian Bach que había permanecido hasta entonces, curiosamente, en una vieja caja de zapatos (http://www.fotolog.com/adagiosostenuto/27396993). El principio de una bonita historia.
A Bach (1685-1750) me lo imagino gordo y con el pie pequeño, más que nada porque así lo han pintado en sus retratos de vejez; muy religioso y muy trabajador. Seguramente ésa era una caja de zapatos pequeña y sin zapatos dentro, sólo papeles y entre ellos una partitura inédita. No sé a qué se debía, pero tenía una profunda y perfeccionista obsesión con la armonía, y escribía música para lo que le mandaban y para lo que no, para enseñar a sus hijos, a sus músicos, a sus alumnos y a quien quisiera él dedicarlo en cuestión (como el caso del conocido álbum –para maría magdalena bach-). Tuvo 20 hijos y sólo cuatro de ellos fueron reconocidos compositores durante el romanticismo (durante ése período de cien años en que a nadie le sonaba el nombre de Johan Sebastian Bach). Fue olvidado el padre de la armonía teórica y la tonalidad, el arquitecto de la música clásica...; hasta que Mendelssohn encontró una de sus fugas (“Todo lo que venimos haciendo y buscando los demás, ya había estado compuesto mucho antes, en los trabajos de Johan Sebastian Bach”). Bach se quedó prendado de los "bajos contínuos" de Albinoni y los trabajó hasta conseguir una técnica en composición que iba a guiar a todos sus sucesores, el contrapunto, y el uso del cifrado armónico. Su música, revaloradísima desde entonces, es la cumbre de toda la música barroca escrita y del pensamiento musical occidental.
Entre sus contemporáneos encontramos a Händel (1685-1759), de casi la misma edad y parecidos físicos, también nacido en Alemania, sólo que en lugar de quedarse emigró a Inglaterra y se convirtió en compositor inglés, continuando las obras de Purcell y de Elgar. Murió en Londres, en una vieja casita de la calle Brook cerca del centro donde tengo la suerte de haber estado (ahora un museo vacío con el sonido de la champions league en la entrada – porque no es la música original de la champions, sino la música que Händel escribió para el sacerdote Zadok (Zadok, the priest)), ¡si supiera el hombre que ahora se usa para tal fin!. De la misma época no podemos olvidar a Vivaldi (1678-1741), “il prete rosso”, llamado así porque era cura y era pelirrojo, y además de músico, fue profesor. Se enamoró sucesivamente de cada una de sus alumnas, y tuvo serios problemas y acusaciones por ello. A pesar de ser considerado uno de los precursores de la música romántica, cayó en el olvido después de morir (en Viena), qué raro, y es tanta la ingratitud que Italia tuvo con él que no aparece en los libros de música de la época.
Rameau y Scarlatti más bien fueron famosos por sus obras para clavecín, el abuelo del piano. Éste último, de nombre Domenico, estuvo viviendo en España y Portugal una buena temporada. Su música es nombrada en una de las novelas de José Saramago.
Y finalmente, nombrar a Pachelbel (1653-1706), después de todo este cuento sobre la olvidada música barroca que a mi gusto es la mejor de la música académica, os dejo porque me voy a escuchar su famoso y precioso cánon (en Re mayor), versión lenta.
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