sábado, 27 de septiembre de 2008
domingo, 21 de septiembre de 2008
Berlín: Trozos del muro
Poco después de la medianoche del 13 de agosto de 1961 se empezó a construir la frontera que dividiría Berlín durante veintiocho años. El muro fue la respuesta del Gobierno de la RDA , que atravesaba una situación al borde del hundimiento económico y político, para evitar el éxodo masivo de su población (2,6 millones de berlineses orientales habían huido ya hacia el oeste desde 1949).
cruda historia
En el período inmediatamente posterior a ésta, Alemania se enfrentaba a cómo mirar hacia delante después de los terribles crímenes del régimen nazi y se convirtió en un tema tabú. La gente se preocupó más bien de subsistir dejando atrás los hechos y la historia. ¿Cómo se podía hacer frente a un pasado así, lleno de asesinatos acometidos a partir de una credibilidad racial falsa contra un pueblo, cómo justificar la discriminación, la humillación y el genocidio? Es uno de los temas para los que nunca encontraremos respuesta.
Mientras tanto, las dos superpotencias mundiales (EEUU y Aliados como bloque occidental capitalista y La Unión Soviética como el bloque oriental comunista) se enfrentaron en conseguir imponer su sistema de gobierno en el planeta, aunque no hubo un conflicto bélico, de ahí el nombre de la Guerra Fría. Su principal símbolo, el muro en Berlín.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Último Round
blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago
y cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco
con ese pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre
en una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.
Júlio Cortázar
Escritor argentino.
Amistad a lo largo
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad: somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban las noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras -esas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo todos trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos a los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que no sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende. "
Jaime Gil de Biedma
Poeta español.
lunes, 15 de septiembre de 2008
lunes, 8 de septiembre de 2008
Hoy grito
¡Hoy queremos gritar todas contigo Eva!
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Recuerdos
Sé muy poco sobre historia. Todo lo que sé lo he buscado, o lo leo en internet, o en los libros. O por lo que me enseñaron en el colegio. Cuando yo era pequeña, aún quedaban algunos profesores conservadores. De esos que te daban en la cara, de esos que no hablaban catalán en Barcelona o que enseñaban lo que les daba la gana. Pero hubo otros que sí fueron muy buenos. Es curioso ver cómo las cosas mejoran con el tiempo.
Cuando digo conservadores me refiero al recuerdo que tengo de una profesora de historia que dedicó un cuatrimestre a la Revolución Francesa pero dos días a la Guerra Civil Franquista, porque supongo que a ella (por la edad que tenía, ya para jubilarse) le habían enseñado así. Cuando hablo de alguien repartiendo tortas, me acuerdo sobre todo de una monja que curiosamente se llamaba Piedad; y sin embargo, hubo otras monjas buenas, aunque fueran monjas, recuerdo a una que se hizo misionera de las de verdad. ¡Y recuerdo el miedo que le tenía al cura! Era tuerto, pobre hombre.
En el instituto fueron mejorando mis expectativas. Las profesoras de historia, por suerte, explicaban la materia de manera entusiasta, lo que incitó mi interés hasta el punto que hoy es de las materias que más me gusta. Una de ellas, la de arte, al final de curso nos preguntó a todos los alumnos, qué nos había parecido, y qué cabría mejorar (a mí personalmente me faltó historia de la música). Esto es algo que deberían hacer todos los profesores entusiastas por enseñar. La de literatura nos obligó a leer el Quijote, dedicábamos horas de lectura en clase. Al final de curso nos preguntó lo mismo, y en vista de que la mayoría de las respuestas hacia este libro eran positivas, ella iba obligando a cada curso su lectura y explicó, si un día mis alumnos se quejan en mayoría lo retiraré de mi programación.
En la Universitat me alegré de conocer a un tipo emocionante que nos explicó Historia de Cataluña, desde el punto de vista más objetivo posible (por la edad que tenía, había sufrido las consecuencias del Régimen, en Barcelona). Su nombre era curioso porque incluía una inicial al final, cuyo significado reveló el último día de clase, cuando, uno por uno, fué nombrándonos a los ochenta alumnos, por nombre y apellidos, cumpliéndo su promesa de aprenderse a cada uno de nosotros a partir de una foto de carnet. Al terminar la clase, nos dejaba siempre con una duda que iba a revelar al día siguiente... Era una mierda hacer campana.
lunes, 1 de septiembre de 2008
En la estación de Vasai
Pues bien. Éramos en ese momento el único grupo de turistas en la cola de las taquillas. No era raro que todo el mundo nos mirase. De hecho, mi amiga me adviritó "qué vista de espectación que tenemos detrás" y, al darme la vuelta, ví a todo un cúmulo de caras que nos miraban descaradamente, sonrientes, eso sí, en círculo, y eran muchas! todo eran hombres, con los ojos muy grandes y abiertos como órbitas, supongo que preguntándose Qué harán aquí. Nos giramos y continuamos con lo nuestro, como si nada. Allí en India todo el mundo mira a un occidental, y mira fíjamente, pero siempre de manera amable, y por simple curiosidad.
De repente entraron dos niñas. No llevaban el uniforme impecable (algo que no es absolutamente distintivo de riqueza, ya que hasta los más pobres suelen llevar el uniforme impecable, como signo de disciplina, de que va a la escuela), y caí en la cuenta de que claro, era domingo. Empezaron a decirnos cosas en hindi que no entendíamos, pero por los gestos de la mirada y de las manos, nos estaban pidiendo. Primero decían Sweets, luego Ruppies. Estuvieron mucho rato insistiendo, pero ya nos habían advertido que a los niños, lo mejor era no darles nunca nada de dinero*.
Miraba alrededor y todo el mundo continuaba en la posición de la cola. Al lado derecho teníamos la cola de la otra taquilla. Un señor mayor con un turbante en la cabeza nos miraba fijamente y luego se quedó mirando a las niñas. Enfrente de mí había un joven que llevaba camisa, unas patillas muy largas y las gafas de sol, aunque sol no hacía. Llevaba el pelo muy peinado hacia atrás y estaba excesivamente delgado. De vez en cuando se daba la vuelta y echaba una mirada de indignación a las niñas, pero ignorándolas. Una de las niñas se cansó y desapareció, pero la otra niña continuaba pidiéndonos. De repente se tiró al suelo, pegandose contra la cabeza en él, levantando la mirada y rogando que le diéramos dinero. Fue angustioso. Se levantaba y se volvía a arrrodillar delante de mí. Entonces, el señor del turbante empezó a gritarle algo en hindi que no entendíamos. No sé qué le diría, pero la estaba riñiendo. La niña no le hacía ni caso. Le miró seria, y después volvía a mirarme a mí, rogando. El hombre estuvo riñiéndola durante un rato, gritando que se apartara, supongo, y cuando la niña vió que no le íbamos a dar nada, se cansó y se fué.
*Ver a los niños mendigar es desgraciadamente una de las escenas típicas que uno se va a encontrar cuando se viaja a India. En la ONG ya nos habían advertido de no darle nunca limosna a un niño. Mientras se le ponga una moneda en la mano de un niño, nunca dejará de mendigar. Algunos padres verán un beneficio con sus hijos o lo que es peor, las mafias que se aprovechan de ellos. Además, al día siguiente volverán a pedir, ya que consiguen dinero: Si le das limosna a un niño en India, el negocio nunca se terminará.
Una vez en el andén, lo de subirse al tren fue toda una odisea: había que subirse inmediatamente y sin mirar. Había que empujar y estrujarse hasta lograr un sitio donde colocarse. La gente que sube al tren no se espera a que nadie baje, y la gente que baja de él tampoco mira a los que suben, así que todo se convierte en un flujo de personas increíble y que dura unos segundos, ya que el tren no espera. Con la gente desbordada y sobresaliente de sus puertas, ventanas e incluso del techo, sigue su marcha hasta una nueva estación. Si váis a la índia no os podéis perder la experiencia de coger un tren suburbano para ver ésto, aunque si eres mujer y blanca quedas advertida: Entra en el vagón exclusivo para mujeres.
En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.
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A little bit of music and other skills.