domingo, 10 de febrero de 2008

Intermezzo



BRAHMS Intermezzo II, op.118
"Sechs Klavierstücke" (Six piano pieces)

***

Millones de notas disparadas contra el aire, para quebrarlo, romperlo, volar y esconderse y salir, escaparse. La música es, a veces, también silencio. Si oigo gritos, me encierro. Es probable. Pero me gusta encerrarme y romper el silencio de la habitación, aunque sea más bonito el silencio, la música es más bonita que un grito. Ya las lágrimas desaparecen. El mejor remedio para la tristeza es la cuerda percutida, interpretar. Me hace imaginar, es incontrolable. A veces simplemente estoy concentrada. Otras veces, cuando una obra ya empieza a sonar bien y los dedos marchan solos, por experiencia, entonces imagino. Por ejemplo, una cena de anoche, unas risas. O algo lejano. ¿Qué ha pasado hoy en el mundo? Cuando estoy conectada a la música pienso en cosas que no puedo explicar con palabras. Muchas veces son abstractas. Otras, recuerdos imborrables. Pero hace que me olvide de un millón de escenas tristes, cosas del planeta o de mi vida. Cosas indescifrables...

No es como dicen, no todo tiene solución.

Menos mal que me evade, como quien lee un libro. Y es mi forma de escapar, cuando no se tienen alas. Cuando estés triste... pónte a tocar, siente, escapa.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la música el acento
que el mundo arrogado lanza
cuando a dar forma no alcanza
a su mejor sentimiento.
De la flor del pensamiento
es el aroma lozano,
es del bien más soberano
presentimiento suave,
es todo lo que no cabe
dentro del lenguaje humano.

Anónimo dijo...

una pieza cautivadora, termina por envolver a quien la escucha, muy buen empleo de la dinamica
saludos

Eduardo Escoto

Adagio dijo...

Gracias!

Anónimo dijo...

¡Estoy aquí! nos vemos un día de estos ¿no?

En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.

WELCOME

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