miércoles, 17 de marzo de 2010

La fille du Régiment

Ayer asistí a la ópera en directo desde el Liceu para la universidad: La fille du Régiment. Es una ópera cómica, hecha para ser atractiva al público, con una historia sencilla, una música que responde al belcanto romanticista, propio del momento, del compositor Gaetano Donizetti, residente en parís cuando se estrenó, en 1840. Allí estaban también Chopin y Liszt virtuosos del piano; París era la ciudad del éxito para la música, como lo era Viena en otro tiempo. Muchos compositores que no consiguieron del todo el respeto de Rossini, Verdi o Wagner, trabajaban en la ópera buffa napolitana o en la ópera Cómique française bajo las exigencias de estos teatros y para todos los públicos, en busca del éxito.

Por lo tanto es todo una broma. Es una broma la historia de una niña abandonada que es "apadrinada" por el ejército y que por lo tanto tiene muchos padres. Es una broma aunque muy bonita su historia de amor con Tonio, un jovencito que se hace soldado y encima se cambia de bando (del Tirol, al francés) para estar cerca de ella. Es una buena forma de conseguir el éxito en el París de aquél momento, cuando los restos de Napoleón fueron traídos para ser enterrados allí y se respiraban las ganas de gritar Libertad! La gente salía de aquél espectáculo gritando el aria final de Salut à la France! y con la sonrisa de oreja a oreja y ésa era la intención. La ópera está cargada de situaciones cómicas, pero tiene dos emotivas arias que, en corcondancia con la experiencia y agilidad musical del compositor, la hacen una ópera cómica hecha con gusto para llegar a todo el mundo.
Cuando esta ópera, después de su éxito rotundo, fue representada numerosas veces en vida del compositor, Berlioz se quejó de que la suya propia, Benvenuto Cellini, no hubiera pasado de las tres o cuatro. Y es que ésta era una ópera hecha para ser disfrutada, con todos sus estereotipos, sus simples personajes, el humor propio de una tragicomedia para teatro... El único interés musical recae en el bel canto, en el lucimiento de las voces. El rol más importante es el de Marie, que es la hija del Régiment, aunque el aria más famosa es la del tenor, Tonio. Esas notas se hacían en falsetto por la dificultad de cantar el do5, aunque los nueve dos de pecho entusiasmaron ayer al público del Liceu. Ayer vimos lo nunca visto en una ópera: un Bis.

Donizetti escribió unas 72 o 73 óperas y muchas de ellas tienen título femenino. Sabía del éxito que suponían las soprano coloraturas para el bel canto romántico, y a ellas dedicó los personajes más importantes y las arias y cabatinas más líricas. En esta ópera quedaba demostrada su enorme capacidad para incidir en las situaciones cómicas a través de la música: Cómo un ejército puede caminar a tempo de 3/4 (propio del vals y no de una marcha militar!). cómo representa a una anciana burguesa requetepeinada con una música anticuada y barroca, cosas así al público le iban a hacer reír de inmediato. El do de pecho se debe también al éxito que tuvo un tenor al cantar unas notas muy agudas de pecho. Donizetti propuso entonces no 1 sino 9 dos de la quinta octava en la famosa aria "A mes amis, Pour mon âme".

martes, 16 de marzo de 2010

Le Sacre du Printemps

Diaghilev había encargado a Stravinsky la composición de un nuevo ballet. El empresario de origen ruso quería rendir un homenaje a su tierra natal con la creación de un ballet que girase en torno a las tradiciones de la Rusia ancestral.

El argumento Abarca la historia del rapto y sacrificio de una muchacha ante su tribu para celebrar la primavera, en los albores de la humanidad. Para ello, se sirve de imágenes musicales de gran plasticidad, evocando escenas primitivas en cuanto a diversos ámbitos de la vida. Es este argumento el que condiciona a Stravinsky para diseñar una obra llena de recursos rítmicos y percusivos, casi salvajes, que rozan lo obsesivo. Esta naturaleza percusiva choca con la ausencia de instrumentos de esta familia, exceptuando una batería de timbales y consiguió este efecto martilleante utilizando a la orquesta como un gigantesco instrumento de percusión. Stravinsky emplea con generosidad polirritmos, síncopas, combinaciones irregulares de figuras y cambios constantes de medida... Todo resultaba demasiado novedoso.

La coreografía de Nijinsky y el vestuario excesivamente liviano de los bailarines resultaron ser demasiado provocativos para la conservadora sociedad parisina del momento. Las crónicas de la época relatan que el público preparó tal pataleta que la música apenas resultaba audible. Los golpes y gritos de protesta de los unos se mezclaban con la euforia y los aullidos de apoyo de los otros. El mismo Saint-Saëns gritaba consignas en contra de la música interpretada. Participaron incluso las damas, llegando a concertarse varios duelos que al día siguiente se llevaron a efecto. Tal reacción fue justo lo que quería el propio Diaghilev.

Se presentó un ballet que, de pronto, se apartaba abruptamente del refinamiento y la exquisitez que había caracterizado y distinguido al ballet clásico decimonónico, que era a lo que la gente estaba acostumbrada. Stravinsky, en su afán de remitirse y describir un ancestral rito pagano, creó con ello un lenguaje musical de un carácter y originalidad única, que sorprendía a todos, a toda una generación, a toda una época. Aquella función inaugural de La Consagración de la Primavera en el Teatro de los Campos Elíseos fue la más peligrosamente agitada jamás vista en el teatro en tiempos modernos, al menos desde el estreno de Hernani más de ochenta años atrás. El público en el Teatro de los Campos Elíseos, aquella noche de mayo en París, naturalmente, no tenía la menor idea de que estaba asistiendo a un suceso histórico. El título del nuevo ballet de la compañía de Diaghilev no parecía una amenaza contra el buen gusto y, por demás, la pieza con que se iniciaba el programa de la noche, Las Sílfides, coreografía de Fokine con la música hermosa pero escasamente inquietante de Chopin, era apropiadamente pacífica y burguesa. Después de todo, son más dignos de lastima que de desprecio aquellos pobres espectadores parisinos, que después de Chopin fueron sometidos sin previo aviso a la partitura de Stravinsky, compuesta, según dijo su propio autor, de acuerdo con ningún sistema conocido. "Yo tenia solo mi oído para ayudarme. Yo oía, y escribía lo que oía". La partitura, con sus variaciones extremas de ritmo, sus innovaciones armónicas y su muy heterodoxa organización, ejecutada, además, por una enorme orquesta en la que los vientos y la percusión habían sido exageradamente reforzados y en la que cada instrumento pugnaba con ferocidad para ser escuchado sobre el resto, tenía que aterrar a los espectadores profanos si hasta a Debussy dejó estupefacto.

La gente en general se ofendió mortalmente por lo que creía era un ataque premeditado contra el arte, chillaba, abucheaba, arrojaba los programas. Furiosos espectadores comenzaron a pelear entre sí. Algunos la emprendieron contra Maurice Ravel, que aplaudía vivamente, llamándolo "sucio judío". En la escena, los bailarines de Diaghilev ejecutaban la radical coreografía de Nijinsky, que rayaba en lo físicamente imposible. "Con cada salto, aterrizábamos tan pesadamente como para reventar cada órgano de nuestro cuerpo", recordaría uno de aquellos pobres bailarines. Entre bambalinas, un frenético Nijinsky daba instrucciones a gritos y contaba los pasos. Alguien del público dio voces para que acudiera un doctor, creyendo que los bailarines habían caído todos en una especie de colectiva epilepsia. Diaghilev pidió calma a los espectadores, pero nadie lo oyó. El publico lo cubrió de insultos, a él, al compositor y a los bailarines. Diaghilev ordenó entonces hacer flashes de luz, pero aquel remedio fue terriblemente inefectivo, y en lugar de calmar al publico, lo condujo al paroxismo. En medio de aquel pandemonium, Pierre Monteaux tuvo el infinito coraje de conducir la orquesta hasta el final de la partitura, emulando heroicamente a sus colegas del Titanic, hundido apenas un año antes.

Cuando terminó la función, Diaghilev, Nijinsky y Stravinsky huyeron hacia el Bosque de Bolonia. En aquel momento, tanto el compositor como el bailarín-coreógrafo se sentirían profundamente heridos en su orgullo, pero Diaghilev, que no tenía más talento, aunque ya ese fuera muy grande, que el de reconocer a los verdaderos artistas y las manías del público, sabía sin dudas que aquella noche los Ballets Rusos habían conquistado definitivamente a esa veleidosa, la inmortalidad. El siglo XX, aunque con retraso, había llegado a los teatros.


En Londres, el ballet creado por Diaghilev, Stravinsky y Nijinsky, con decorados y vestuario de Nicolás Roerich, fue presentado en el antiguo Teatro Real de Drury Lane apenas cinco semanas después de su estreno en París. Extrañamente, la Inglaterra conservadora de Jorge V acogió más benévolamente La Consagración de la Primavera que el París republicano y democrático de las vanguardias. El Daily Mail, como era de esperar, aborreció el nuevo ballet, pero The Times fue mucho más sensible en su apreciación. "En La Consagración de la Primavera”, escribió el crítico de The Times, "las funciones del compositor y el productor están tan balanceadas que es posible ver cada movimiento en la escena y al mismo tiempo escuchar cada nota de la partitura. Pero la fusión entre ambas es aún más profunda. La combinación de los dos elementos, de la música y la danza, realmente produce un resultado nuevo, un híbrido, que se puede expresar en términos del ritmo -tanto como la combinación del oxígeno y el hidrógeno produce una nueva sustancia, el agua". No hubo en Londres barahúnda similar a la ocurrida en París la noche del estreno del ballet, el 29 de mayo de 1913.

A lo largo de los años, la partitura de Stravinsky atraería a numerosos coreógrafos, desde Massine hasta Martha Graham, desde Maurice Bejart hasta la propia Pina Bausch, pero ninguno causaría conmoción semejante a la del ballet del infortunado Nijinsky. Cuando la propia coreografía de Nijinsky fue reconstruida por el Joffrey Ballet en 1987, setenta y cuatro años después, el público, según noticias, se comportó de la forma más civilizada.

La obra original se divide en las siguientes escenas:

Primera Parte: Adoración de la Tierra
Introducción
Augurios Primaverales. Danza de las Adolescentes
Juego del Rapto
Rondas Primaverales
Juego de las Tribus Rivales
Cortejo del Sabio
El Sabio. Danza de la Tierra

Segunda Parte: El Sacrificio
Introducción
Círculos Misteriosos de las Adolescentes
Glorificación de la Elegida
Evocación de los Antepasados
Acción Ritual de los Antepasados
Danza Sagrada. La Elegida

Fuentes: Wikipedia, aula-el mundo, leiter.wordpress, danzaballet.com.
Juan Orlando Pérez



sábado, 6 de marzo de 2010

Learning


Breve historia del violonchelo

El violonchelo surge directamente de la viola (família del violín), y no de la viola da gamba como se tenía pensado debido a su semejanza física. Apareció en Italia, alrededor de 1530.

Vivaldi (s. XVII) ya compuso 27 conciertos para violonchelo, y en la segunda mitad del siglo XVIII Luigi Boccherini, violonchelista virtuoso, dedicó 12 conciertos a este instrumento. Con la gran popularidad que tuvo como bajo continuo, acabó por desplazar totalmente en este período a la viola da gamba, y se consolidó como instrumento recurrente en las agrupaciones de cámara. El violonchelo barroco es prácticamente idéntico al violonchelo moderno. Todavía se conservan muchos ejemplares y además se siguen fabricando, ya que los músicos que interpretan obras barrocas consideran que la sonoridad de estos instrumentos es mucho más adecuada. En esta época se usaban cuerdas de tripa, no las cuerdas metálicas que se usan ahora, y le daban una sonoridad completamente distinta.

El la de los instrumentos barrocos estaba afinado en 415 Hz en lugar de los 440 Hz de la actualidad, debido en parte por esas cuerdas no metálicas y por la menor tensión que sufrían éstas. Su sonido se proyectaba menos.No es hasta el Romanticismo musical (s.XIX) cuando llega la Edad de Oro del violonchelo, teniendo a partir de entonces un lugar importantísimo en la orquesta sinfónica.

Desde el siglo XX, las mujeres comienzan a ser intérpretes de violonchelo, cosa que no había ocurrido antes. Durante mucho tiempo, solo las mujeres de clase alta podían tener acceso a los instrumentos musicales, y aún así han existido prejuicios contra las mujeres instrumentistas, sobre todo para el violonchelo por la postura de sujeción entre las piernas, considerándola poco aristocrática e "impropia". Con el redescubrimiento de las suites para violonchelo solo de J.S.Bach, Pau Casals abrió las puertas a una nueva generación de violonchelistas. En los años noventa se utiliza el violonchelo además para música pop, rock e incluso heavy metal, con la aparición del violonchelo eléctrico.

lunes, 1 de marzo de 2010

Pierrot Lunaire

En 1903, Arnold Schönberg regresó a Viena para dar clases. Allí conoció a dos compositores que se convirtieron en sus mejores amigos y sus alumnos más aventajados: Anton Webern y Alban Berg. En sus composiciones utilizaba complejas armonías, que posteriormente le llevaron a la atonalidad. Por esta causa, los estrenos de sus primeros dos cuartetos de cuerda en 1905 y 1908 no fueron bien recibidos, y se sintió perseguido por un público que no entendía su música. Durante estos años Schönberg también pintaba y, junto con varios artistas, exhibió sus cuadros en el círculo del pintor ruso Wassily Kandinsky. En 1911, año en el que publicó el libro Theory of Harmony (Teoría de la armonía), aceptó una plaza de profesor en Berlín. Allí compuso una de sus obras más influyentes, Pierrot Lunaire (1912).




13. Decapitación
La Luna, una brillante espada turca
sobre un negro cojín de seda,
como un gigantesco espectro
caerá ¡en la oscura y dolorosa noche!

Pierrot vaga sin descanso
y con miedo mortal fija su mirada
en la Luna, una brillante espada turca
sobre un negro cojín de seda.
Las rodillas le tiemblan, se desmaya y cae.
Imagina, con un susurro tenso, caer sobre su cuello
pecador la Luna, una brillante espada turca.

Pierrot Lunaire es un ciclo de 21 canciones compuestas por Schönberg en 1912, cuyas letras son poemas del francés Albert Giraud. Se trata de una composición expresionista que abandona la tonalidad para concentrarse en la forma y la expresión musical y verbal. Utiliza armonías muy libres no regidas por ninguna tonalidad clara, superponiendo la lírica musical sobre la teoría. La voz cantada también incluirá una técnica nunca vista, la del "canto hablado" llamado Sprechstimme, una mezcla entre discurso y canción, creado por él mismo. Le acompaña un conjunto de piano, violoncello e instrumentos que se van alternando: violín y viola, clarinete soprano y bajo, piccolo y travesera. La combinación instrumental es distinta para cada uno de los poemas. La obra, sobre todo para el momento en que fué escrita, es muy original y rompe con todas las tendencias que en la música existían hasta el momento. A partir de este experimento empezó a formular su técnica dodecafónica (a menudo denominada "serialismo" puesto que está basada en series de tonos) en un intento de hallar un sustituto a formas musicales como la sonata, que sólo parecían tener cabida en la música tonal, y en una búsqueda de nuevas expresiones.



Elpd.

La poesía no es

"La poesía no es un filtro de las cosas
ni un raro sortilegio ni un consejo rotundo
no está obligada a dar un mensaje profundo
ni a extraer del olvido las palabras ociosas

no es aurora de fuego ni boceto de diosas
ni suele describir los vitrales del mundo
no tiene porque ser morral de vagabundo
y sin duda no es camino de rosas

todo esto que no es ocupa larga lista
sin reglas definidas / poco convencional
más o menos un reto para el coleccionista

en cambio lo que es imprime su señal
y en el nuevo paisaje que propone el artista
la poesía asume su invento de lo real".

de Mario Benedetti.

En algún momento me distraje, me caí del mundo, y ahora no sé por dónde se entra.

WELCOME

to adagio sostenuto's blogsite.
A little bit of music and other skills.