Liberté, égalité, fraternité

Volví a París para observar cosas que sin querer me pasaron desapercibidas la primera vez que fuí. Es una ciudad a la que se puede volver una y otra vez y cada vez es distinta. Quería mirar otra vez el Sena, seguirle la corriente, cruzar de l'ille de la cité a l'ille de saint Louis, perderme otra vez por el barrio de les Halles o Les Marais sin saber en qué lugar voy a cenar. Se puede uno perder por el barrio de Les Marais, que una vez había sido "pantanoso", y encontrar casas y edificios hasta del siglo XII.
Volver a subir por les écaliers de Montmatre y cruzar por sus pequeñas y empinadas calles de adoquines, caminar sin prisa entre los pintores callejeros o los músicos de la zona, de los que había oído hablar...

La ciudad de la luz es preciosa. ¿Cómo no se me había ocurrido visitar antes la ciudad en la que se reivindicaron por los Derechos Humanos? Me encanta el edificio de l'Hôtel des Invalides, construido para albergar a los soldados de guerra sin hogar o enfermos, en donde un 14 de julio de 1789 entró la muchedumbre revolucionada para apoderarse de las armas; Por la tarde invadirán la Bastilla... Siguen ahí las paredes una vez asaltadas. La place de la Concorde, donde se realizaban las ejecuciones en otro tiempo. La place de la bastille, donde ahora se alza una columna en el vacío espacio que queda de la famosa cárcel que encerró a marqués de sade, a Voltaire... Da la sensación, sobretodo por la presencia de muchos edificios significativos, calles y plazas, que aún resuenan los ecos de la Revolución Francesa. Escrito en muchos de sus edificios está el lema, Libertad, Igualdad, Fraternindad. Su historia ahí queda, y es algo que hace a las ciudades ser aún más atractivas y más interesantes. París, que además puede presumir de haber sido la ciudad impulsora de la Ilustración (algo que favoreció además de la revolución, a hacer desaparecer el feudalismo), es una de las más bellas y elegantes de Europa en la actualidad.