
Hijo de un rico ranchero y propietario de minas, adquirió a los 23 años un periódico que su padre aceptó como pago de una apuesta, el San Francisco Examiner. Comenzó entonces toda una escalada periodística al Monopolio que culminó en la posesión de 28 periódicos, 18 revistas, cadenas de radio y alguna productora de cine. Inspirado en el trabajo de Joseph Pulitzer, fue el inventor de la prensa amarilla, un periodismo de investigación mezclado con titulares incendiarios, alejados en muchos casos de la neutralidad y del rigor periodístico, cuyo objetivo primordial fue vender la mayor tirada posible, cuantos más ejemplares se vendieren mejor.
El poder de Hearst fue tan omnímodo que prácticamente nadie era capaz de enfrentarse a su vasta legión de publicaciones. Sus opiniones, manifestadas a través de sus periódicos, siempre fueron controvertidas. Fue acusado de xenofobia, de apoyar al gobierno nazi y de preparar el camino para la caza de brujas contra los comunistas, incluso hay quienes le recriminan lanzar recomendaciones a favor de matar presidentes unos cuantos meses antes del asesinato de McKinley. Pero él sólo alegó «I make news».
Hearst ocupó una posición en la Cámara de Representantes norteamericana. Conocida es también su historia de amor con la actriz Marion Davies, a la que hizo benefactora de sus caprichos, y trató de promocionar en el cine. De hecho, la leyenda urbana cuenta que en una fiesta privada en su yate encontró a Marion besándose con Charles Chaplin, le disparó a éste, y, por error, mató a Thomas Harper Ince (justo en el día de su cumpleaños, de ahí la fiesta), ocultando el incidente astútamente sin que las autoridades supieran nada del asunto...

Hearst fue el primero en demostrar que la prensa podía ser un terrible poder al que había que tener en cuenta en la política y en los negocios. Además, su figura como millonario comprador compulsivo ha servido de socorrido ejemplo (como por ejemplo, en Ética para Amador de Fernando Savater) de cómo el dinero no proporciona la felicidad.
Bernard Herrman debutó como compositor para la banda sonora de esta película, mezclando una gran variedad de registros que siguen las escenas, y una música ténebre y deprimente representando a la soledad de Kane (al principio y al final) con las melodías fanfarronas y entusiastas que se suceden a lo largo de la historia de este personaje estadounidense. Herrman fue nominado al oscar en 1941.
Fuente: Wikipedia.